La mujer de la armadura violeta

Me he enamorado. Perdidamente.

Que locura.

La mujer emancipada, autónoma y libre de pieles dependientes hoy está totalmente encarcelada en un cúmulo de pasión, lluvia de besos cálidos, marea de caricias, carnaval de risass tontas, cascada de palabras que forman una laguna fertil de devenires promesas que se asoman.

Muchas veces aseguré que se ama una sola vez. No es así. El estómago se me achicó tal cual como si fuera adolescente. El sol se me convertía de a poco en su rostro y los sueños húmedos ahora tenían su nombre.

Me siento como una mujer con armadura. Y mas aun, de color violeta.

¿Porqué?


Me han sucedido cosas, por las cuales creo sin la presencia de este ser hermoso, no habría sobrellevado. Es una armadura que me protege y me viste de cierto metal aliado que hace resbalar las malas vibras y malas energías. ¿El poder del amor?

Me gusta esta coraza para las lides que se me cruzan en el camino. Me protege de la angustia y de la mala palabara. No se cuánto durará aunque quiera sacar cuentas.
Me he puesto dependiente de su presencia, no me basta saber que está por ahí en sus cosas y está a un tiempo pequeño de mi. No, es que quiero tenerlo siempre. ¿Dependencia? - "naranjas"...

Y más aún mi armadura es violeta, porque me siento más mujer que con nadie.

Y que puedo hacer si no más que dejar que me ame y dejar además a que mi cuerpo se abandone en él, y que mi inteligencia de giros y giros para no pensarlo tanto.

Tengo armadura mientras no estoy con él, pues con él soy epidermis abierta. Soy mujer de piel, hueso y lengua. Soy palabra mujeriega que le contagia de mi.

Estoy media loca, irresponsable a veces por optar por él. Pero sigo en esto y de color lila.